Batman: El largo Halloween

Nombre: “Batman: El largo Halloween”
Guión: Jeph Loeb
Dibujo: Tim Sale
Editorial: ECC Ediciones
Páginas: 400
Formato: Cartoné

Sinopsis: En los albores de su cruzada contra el crimen, el Caballero Oscuro trata de descubrir la identidad de Festivo: misterioso homicida que, aprovechando fechas señaladas del calendario, está perpetrando una serie de asesinatos. Con las familias criminales de Gotham en pie de guerra, Batman tan solo contará con la ayuda de James Gordon y Harvey Dent para resolver este caso…
Tras los especiales de Halloween recopilados en Batman: Caballero Maldito, Jeph Loeb y Tim Sale se embarcaron en un ambicioso proyecto, punto de inflexión de sus respectivas carreras: la multipremiada serie limitada Batman: El largo Halloween, todo un clásico moderno.

Hablar de Batman es hablar de uno de los iconos del cómic contemporáneo más influyentes de todos los tiempos y, por supuesto, del personaje emblemático de DC Comics. Desde que el murciélago viera la luz en 1939 de la mano de Bob Kane y Bill Finger no pocas han sido las adaptaciones que de él se han hecho en numerosos medios audiovisuales, por no hablar de las revisiones tanto en el estilo de la narración como en la conceptualización de sus historias, desde etapas más serias y oscuras hasta otras realmente lisérgicas y estravagantes. Batman: El largo Halloween se encuadra precisamente dentro de uno de los periodos más adultos y complejos, siguiendo la corriente iniciada por Frank Miller en su Batman: año uno. El guionista de cómics y productor televisivo Jeph Loeb junto a Tim Sale, ilustrador y asiduo colaborador de éste, recogieron el testigo dejado por Miller y dieron vida a la que es considerada como una de las mejores historias del Caballero Oscuro que se han realizado.

Loeb y Sale estaban decididos a crear una buena historia del murciélago y para ello tomaron como referencia una obra que a todas luces iba a garantizar unas cotas de calidad más que aceptables: El Padrino. Así es, el filme de Coppola asoma claramente en cada uno de los rincones de este genial cómic, tanto es así que uno de los personajes centrales de la trama, Carmine «El Romano» Falcone, es un claro trasunto de Vito Corleone.
La historia nos sitúa en los inicios de Batman como cruzado contra el crimen en Gotham City, una ciudad enferma que sobrevive como puede en un clima constante de tensión y altercados. En medio del meollo se encuentran dos de las familias mafiosas más influyentes de la ciudad: la de Carmine «El Romano» Falcone y la de Sal Maroni, ambas enfrentadas por el control de la metrópolis. De forma paralela, Harvey Dent, el fiscal del distrito, y el comisario Gordon, intentan conjuntamente acabar con las actividades ilegales de Falcone, sin lograr resultados.
Es en este contexto en el que entra en escena un asesino en serie desconocido que, no obstante, empieza a ser nombrado como «Festivo», puesto que mata exclusivamente en los días festivos y a personas del entorno de Falcone. Ante esta situación Batman, junto a Gordon y Harvey Dent intentarán descubrir quién es realmente Festivo y qué le motiva a realizar esos asesinatos. Por si esto fuera poco, los criminales más peligrosos del manicomio Arkham son liberados, al parecer intencionadamente, lo cual complicará aún más la investigación por parte de Batman y los suyos.

Como vemos, Jeph Loeb nos plantea una trama verdaderamente enigmática, en la que los principales protagonistas tratan de desentrañar la identidad de un audaz asesino.  Festivo, haciendo honor a su apodo, cometerá un homicidio en cada una de las fechas señaladas: Halloween, Acción de Gracias, Navidad, Año Nuevo, San Patricio, etc., creando de esta manera un patrón aparentemente trivial. Ciertamente Loeb consigue construir una historia en la que una serie de asesinatos totalmente predecibles llegan a convertirse en un auténtico quebradero de cabeza para Batman, Gordon y Dent y, por supuesto, para el lector. El guionista crea un juego de sospechas que nos mantendrá en vilo durante toda la narración y que no hará sino incitarnos a seguir leyendo para averiguar qué diablos está ocurriendo en Gotham City.
De esta manera se nos presenta una historia que, aunque está dentro de la temática de superhéroes, se acerca más a una trama de novela negra. Aquí Batman emplea muy anecdóticamente los diferentes gadgets y artilugios que le caracterizan, y en su lugar saca a relucir su lado más detectivesco, convirtiéndose en un investigador nocturno (volviendo así a los orígenes del personaje) que presta un valioso apoyo de campo a la policía de Gotham. Pero no lo tendrá nada fácil, puesto que el conflicto entre Falcone y Maroni y la puesta en libertad de los criminales más peligrosos de Arkham, desencadenará una serie de sucesos que no harán sino alterar de forma dramática el normal seguimiento de la investigación.

No obstante, uno de los puntos fuertes de la historia será, sin lugar a dudas, la figura de Harvey Dent. Loeb da forma a este personaje con auténtica maestría, explicándonos cómo era su vida y los motivos que le movían a combatir el crimen organizado antes de convertirse en uno de los villanos más emblemáticos del murciélago. Dent se presenta como alguien obsesionado totalmente con su trabajo y que no presta la atención necesaria a lo verdaderamente importante: su familia. Gilda, una esposa que sólo desea sentar cabeza y concebir un hijo, ve cómo su marido, un buen hombre, es absorbido cada vez más por una senda que aunque noble en sus intenciones, sólo logrará conducirle a un oscuro y triste destino. Curiosamente, al comisario Gordon le ocurre algo parecido, presentándose a altas horas de la noche en su casa, con una familia que también le espera preocupada; sin embargo, mientras que en el caso de Dent, éste no pone límites a su obsesión por el trabajo, Gordon, una persona con mayor autocontrol, es consciente de este problema y realmente se aprecia en él una preocupación por no desestabilizar el equilibrio familiar.
Así Loeb nos muestra a un Harvey Dent de nobles ideas, aparentemente incorruptible y que lucha por crear una Gotham más justa (algo que también está presente en Bruce Wayne/Batman), pero que tiene un grave defecto: es impulsivo e irascible, algo que no le llevará a buen puerto.

Dejando a un lado el guión, Tim Sale hace un maravilloso trabajo en lo que a las ilustraciones se refiere, jugando con las luces y las sombras en cada escena, algo que le sienta muy bien al cómic. Además, dota a los personajes de una viveza ya característica en su obra, a través de unos trazos angulosos y contundentes, empleando cierta exageración en los rasgos de algunos individuos, sobre todo en los villanos, como queriendo reflejar una falta de armonía, un desorden estético que evidencia la anarquía y la confusión existente en el lado criminal de Gotham. En contraposición, el lado de la ley y el orden aparece con unos trazos más uniformes y suaves, en donde los personajes muestran una mayor sobriedad.
No nos podemos olvidar antes de concluir del excelente trabajo llevado a cabo por Gregory Wright, el encargado de dar color a los dibujos de Sale, que cumple su objetivo con creces. El colorista aplica una serie de tonalidades acorde con lo que comentábamos en el párrafo anterior sobre el orden y la anarquía, dotando de colores apagados y oscuros a una Gotham deprimida, industrial y gótica, y empleando colores vívidos y de altos contrastes cuando los villanos hacen acto de presencia.

Para terminar sólo podemos decir que Batman: El largo Halloween supone un hito en lo que a la historia editorial del murciélago se refiere. El tándem creado por Jeph Loeb y Tim Sale dio como fruto el que es considerado uno de los mejores y más estéticos cómics de Batman que se han hecho hasta el momento. Una buena historia, en la que todos los actores involucrados forman una telaraña de sospechas que nos mantendrá en vilo constantemente, y un  marcado estilo artístico que refleja ese tono noir del que hablábamos párrafos más arriba, son dos bazas que garantizan con creces una lectura muy disfrutable, tanto para los lectores veteranos de cómics como para los que acaban de desembarcar en este mundillo. No defraudará en absoluto.